Un Caribeño Andante

  En la carretera Sánchez en la entrada de Finca Bahía de Ocoa, Hatillo Azua se encuentra una playa muy linda, accesible y tranquila, llamada Playa Mía. Lo impresionante de este lugar es que puedes encontrar, si corres con la suerte, de ver delfines saltando y jugando en sus alrededores. Es una playa piedras, no muy profunda en los primeros metros y lo mejor es contemplar el horizonte de la bahía, te aseguro que será  todo un deleite. Hay opciones de quedarte en algunas de las casas que se rentan en sus alrededores, lo puedes hacer directamente con los dueños o por Airbnb, te recomiendo Dolphin Village Ocoa Bay una casa con un gran espacio verde, jacuzzi, área de parrilladas y la playa está a solo unos pasos. Desafortunadamente cuando fui estaba nublado y tenía días lloviendo en la zona, así que no aprecie tanto como me hubiera gustado y el sargazo que sigue afectando enormemente el mar caribe, estos factores hacen tener pendiente volver con más calma.

Esta ocasión mi nueva aventura me llevo a conocer un parque ubicado en las Charcas de Azua, con una belleza impresionante, un cielo despejado y un verdor de sus lomas deslumbrante hicieron de mi día en este lugar una experiencia muy agradable. Me refiero al Parque Nacional Francisco Alberto Caamaño Deñó, esta joya del ecosistema Dominicano fue creada mediante el Decreto No. 571-09, de fecha 7 de agosto de 2009, y en la actualidad está amparado en la Ley General de Medio Ambiente 64-00 junto con La Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-04. Por lo tanto, es una unidad de conservación incorporada al Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Fue creado con el propósito de conservar la única porción de la Cordillera Central que toca el Mar Caribe. El territorio de este parque ocupa una extensión total de 585.76 km2, de los cuales 289.73 km2 corresponden a la zona terrestre y 296 km2 a la parte marina, ya podrás imaginar la importancia de sus recursos y más importante aún cuidar y conservar