Mirador de la Cordillera Central

Mi segunda visita a Cañón del Río Blanco era una visita pendiente porque la primera vez que estuve en tan impresionante lugar, el clima no fue nada bueno: un cielo mayormente nublado y en ocasiones con lluvias. Por esa razón decidí volver.

Esta vez la planificación y logística fue mucho mejor; salimos el viernes después del trabajo para acampar cerca de la presa de Palomino para en la mañana salir bien temprano a caminar hacia la falda de la loma el Gajo del Toro. La llegada a la presa fue casi a la media noche por el tránsito de la ciudad y la parada para cenar.

Abrimos la casa de campaña para irnos a dormir porque bien temprano del sábado nos tocaba salir hacia nuestro destino. Al iniciar la caminata te topas con una impresionante presa, a la cual hay que subir por un lado de la misma, por un camino poco señalizado y una pendiente que da grima. Una parte es un trillo improvisado hasta llegar a otro que es como un camino pero de escalones cementados.

Muy grato ver nuevamente el mirador del Cañón Río Blanco, esta vez gracias a Dios con un cielo despejado para deleitarme de su paisaje y poder tomar las respectivas fotos del recuerdo… Luego del mirador se camina varios kilómetros hasta llegar a la falda de la loma Gajo del Toro, donde acampamos. Cerca está el Río Blanco, donde todo el que llega hasta aquí pasa la mayor parte del día disfrutando de sus refrescantes aguas.

Había varios tours, lo que hizo el lugar menos agradable, porque muchos de estos grupos ponen música a alto volumen. Una pena que las personas no valoren y aprecien el sonido de la naturaleza; muchos de nosotros hacemos esto para botar el ruido de la ciudad y caminamos varios kilómetros para encontrar lo mismo. Es decepcionante.

Otro caso que me molestó es que los grupos grandes mandan a un guía apartar espacio días antes cuando ningún miembro del tour ha llegado. Los que salimos temprano y hacemos el sacrificio de madrugar (haciendo una caminata backpacking) debemos conformarnos con los espacios incómodos, porque las influencias de un tour operador que lleva personas que hacen desorden y tener música a alto volumen en el medio de la nada con los mejores espacios.

Al siguiente día, luego de desayunar, subí a la cima de la loma Gajo del Toro, donde se encuentra el Mirador de la Cordillera Central; desde allí se ven muy de cerca el Pico Duarte y la Pelona. Subir desde el área de campamento tardó unos 30 minutos. Este mirador lo comparan mucho con la montaña de 7 colores de Perú.

Después de disfrutar la hermosa vista, bajamos al campamento para recoger todo, desamar casa de campana y pasar el resto del tiempo en el río. Luego de un magnífico baño partimos hacia la presa de Palomino a esperar el bus que no retornaba a la ciudad. 

Espero que le haya gustado esta nueva aventura; nos vemos en la próxima.

¡Gracias por leer mis travesías!




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