Sendero Hoya del Toro
Por supuesto, no deja de ser un reto para muchos realizar este tipo de actividad. En realidad, fue más cercano al trekking, ya que se trató de una caminata de dificultad media, con una noche de campamento. En el recorrido atravesamos pendientes pronunciadas y cargamos mochilas relativamente pesadas, ya que llevábamos todo lo necesario: comida, una muda de ropa, casa de campaña y saco de dormir.
Día
1
La aventura comenzó a las 5:00 a.m., partiendo desde el kilómetro 0 del Parque Mirador Sur, nuestro punto de encuentro. Horas más tarde hicimos una breve parada para desayunar y recargar energías, porque honestamente no esperaba una caminata tan intensa llevando la mochila a cuestas —lol.
Vale la pena aclarar que estas son mochilas especializadas para este tipo de travesías: están diseñadas para distribuir el peso de forma eficiente y se ajustan al cuerpo, de modo que no sientas la carga directamente en los hombros. Gracias a eso, caminar con ellas se hace mucho más llevadero.
El sendero hacia Hoya del Toro comienza en Arroyo Naranjo, cerca de Jarabacoa. Partimos justo frente a un colmado (¡lo siento, olvidé el nombre!) y recorrimos aproximadamente 12 kilómetros entre caminos rurales, trillos, subidas y bajadas que literalmente te quitan el aliento, tanto por el esfuerzo como por la belleza del entorno.
Luego de varias horas
caminando nos detuvimos a comer y reposar un rato en la estación El Col de la reserva científica Ébano
Verde a una altura de 960 msnm.
Luego descendimos para caminar
por unos hermosos senderos con una vista impresionante de la montaña, eso si ya estaba desesperado por llegar.
Acampamos lo que parece ser un
terreno privado de una familia a pocos pasos del rio, te permiten usar su baño y un pequeño
gazebo, que al final me sirvió de refugio, ya les cuento.
Apenas terminé de armar la casa de campaña, sin pensarlo dos veces, me fui directo al río para darme un buen baño y luego descansar un poco. A las 7:00 p.m., preparé la cena, pero el cansancio me venció pronto y me dormí temprano. Sin embargo, el descanso no duró mucho: la lluvia me despertó de repente al sentir que entraba agua en la casa de campaña. Entonces recordé que el gazebo estaba a solo unos pasos. Rápidamente empaqué todo y moví la tienda a esa área más protegida. Por suerte, logré salvar la mayoría de mis cosas antes de que se mojaran.
Día2Al despertar, noté —gracias a Dios— que el sol comenzaba a salir y que, al menos por el resto del día, no llovería. Aproveché para poner a secar lo poco que se había mojado y, por supuesto, darme otro delicioso baño en el río (¡eso no se consigue en la capital, lol).
Comer algo era esencial para recargar energías antes de continuar. Preparé el desayuno, recogí todo y empacé mi mochila nuevamente, porque aún nos quedaban varios kilómetros por recorrer hasta llegar al punto donde el bus nos recogería.
Un grupo nos extraviamos
varios metros, pero gracia a la lógica y la App del líder de la excursión
logramos recuperar el camino.
Concluimos la ruta en Sabana del Puerto,
en la Provincia Monseñor Nouel, justo al norte de la Reserva Científica Ébano
Verde.
De verdad que ha sido un placer conocer un lugar nuevo, hacer nuevos amigos que aman, viven y respetan la naturaleza. Esta actividad es, en esencia, un acto de amor por ella, porque estar en contacto con la naturaleza nos hace más felices y mejores personas al volver a casa.
Si quieres vivir una experiencia como esta, sigue a @Lomashape en Instagram. Son especialistas en tours de backpacking y te los recomiendo 100%.
Hasta la próxima aventura, mis queridos lectores amantes de la naturaleza.
Me gusto mucho esta narracion, es muy detallada. Gracias
ResponderEliminarmuchas gracias
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